lunes, 22 de noviembre de 2010

Un Pensador Inquietante: Marshall Mcluhan


El punto de partida de este autor se basa en una concepción del desarrollo tecnológico como “medio” que procura una extensión de la corporalidad, que establece una real prolongación de los sentidos. Desde las invenciones de la rueda y la escritura hasta el advenimiento de la electricidad y la televisión, los seres humanos han creado unos modos de “sentir” la realidad que han ido siempre aparejados con aquellas invenciones. Antes de la invención de la escritura, por ejemplo, la civilización, sostiene McLuhan, era predominantemente auditiva, “oral”, e involucraba todos los sentidos en una especie de inmersión en el mundo. Con el advenimiento se fomentó paulatinamente la preponderancia de un único sentido, el visual, y al hacerlo así, creó una nueva manera de “sentir la realidad”. La mente humana se transformó: el tiempo y el espacio pasaron a concebirse como lineales; el pensamiento abandonó su lado mágico para hacerse lógico, discursivo; el argumento predominó sobre la metáfora.


La invención de la imprenta por Gutenberg, en el siglo XV, significó el inicio de la máxima potenciación de este modo de sentir lineal. Dio comienzo así a la era mecánica, a este conjunto prodigioso de realizaciones culturales que abarca tanto la filosofía como el arte representativo, tanto la cadena de montaje cuanto la ideología que ha generado, tanto las estructuras jerárquicas de las empresas y de los partidos políticos cuanto una estética lineal que se ha expresado, por ejemplo, en “las rayas de las medias de nylon”. Es la “galaxia Gutenberg”, cuyo protagonista ha sido el “hombre tipográfico”, una especie que hoy toca a su fin. El hombre tipográfico es en la caracterización de McLuhan, el hombre especializado, que registra su experiencia vital a partir del predominio del sentido visual. A través, por lo tanto, de una función, la lectura, y mediante un objeto, el libro. Pero, la imprenta hoy atraviesa un retroceso, según McLuhan, ante la irrupción de otros medios como la televisión. De ahí la decadencia del hombre tipográfico.


Para McLuhan, los cambios en la forma de ver el mundo que se derivan de un medio no atañen el contenido de experiencia que es capáz de transmitir este medio en sí. Dicho con brevedad y con el aforismo más célebre de McLuhan, que sintetiza su pensamiento, “el medio es el mensaje”. Que el medio es el mensaje parece claro, que con el advenimiento de la electricidad, éste es un medio absolutamente falto de contenido; además se diferencia de otros medios que surgieron a lo largo de la historia, en que ya no supone la prolongación de un sentido, sino del entero sistema central del hombre (“la técnica eléctrica extiende el proceso instantáneo del conocimiento por medio del nexo entre sus componentes, análogo al que es propio desde hace tiempo de nuestro sistema nervioso central…”).


La actual época electrónica constituye el fin de la era de la mecánica, el desplazamiento definitivo de la galaxia de Gutenberg. Lo característico de esta era electrónica, es predominio de la información y de los medios “fríos”. McLuhan, efectúa una particular distinción entre medios “fríos y medios “calientes”. El medio caliente (hot médium) es aquel que extiende un solo sentido; se distingue por su “definición alta” (high definition), lo que quiere decir que produce mensajes lineales y claros, datos e informaciones precisos. A este rango los medios calientes pertenecen a la escritura, la imprenta, el arte representativo, es decir, los medios característicos de la galaxia de Gutenberg. El medio frío (cool médium), por el contrario es el que extiende todos los sentidos. Su “definición baja”, (low definition) caracteriza a sus mensajes, que se dan más como proceso que como producto acabado, y de forma simultánea y plural antes que lineal.


Así, contrariamente al distanciamiento y a la potenciación de una conciencia individual que produce el libro, medio caliente,- la televisión-, medio frío, implica todos los sentidos en una especie de simultaneidad que tiene algo de alucinatorio y que presenta siempre intersticios, configuraciones escasamente definidas: “la imágen televisiva es, visualmente, pobre en datos. No es un fotograma inmóvil, ni siquiera, es una fotografía, sino un perfil en formación contínua de cosas pintadas con un pincel electrónico. La imagen televisiva ofrece al espectador cerca de tres millones de puntitos por segundo, por aquel que acepta sólo una docena cada vez y con estas construye una imagen…”. Los medios fríos, la televisión, están creando una suerte de “retribalización”, es decir para la reconstitución de un medio global semejante al e la aldea primitiva. De ser cierta esta tesis, la humanidad se estaría encaminando hacia un estadio de civilización, que McLuhan caracteriza con la imagen de una “aldea global”. En esta aldea, altamente sofisticada, el libro, sería probablemente venerado como delicada pieza de museo, y el hombre tipográfico, en caso de ser recordado, lo sería, bajo la condición de ser poco menos que fósil.


Bibliografía:
Agulla, Mario; Hernando, Claudia. La tecnología. Sus impactos en la educación y en la sociedad contemporánea. Antología II. Buenos Aires, Editorial Plus Ultra. 1996


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